Los adultos son raros

Los adultos son raros

¿Alguna vez se han puesto a ver a los adultos? Yo sí, y son muy raros. Todo el tiempo están ocupados, corriendo de un lado a otro como si se les fuera a acabar el mundo, pero cuando uno les pregunta por qué… pues, no saben. Siempre dicen: «Tengo que trabajar», «No tengo tiempo», o «Ay, tengo que descansar, qué cansancio». ¿Pero cansados de qué? Si ni siquiera juegan, ¡no hacen nada divertido!

Dicen que a los niños nos encanta preguntar por todo, pero ¿ustedes saben cuántas cosas extrañas hacen los adultos? Por ejemplo, la comida. A mí siempre me dicen que tengo que comer verduras porque “son saludables”. Pero luego, cuando nadie me ve, mamá se come una bolsa entera de papas fritas. Yo creo que eso no es justo. Dicen que «siempre hay que comer sano», pero a los grandes no les importa. ¡Se compran una pizza y no dejan ni una rebanada!

Y otra cosa… ¿por qué los adultos tienen que hacer tantas reglas? “No se come en el sofá”, “No se corre en la casa”, “No se puede ver televisión después de las 8”. ¿Y para qué tienen tele entonces? Luego ellos se quedan viendo una película hasta las 2 de la mañana, y al otro día están de mal humor y dicen que «no durmieron nada». Pues… ¡¿qué esperaban?! ¡Por eso hay una hora de dormir!

Otra cosa que nunca entiendo es que siempre me dicen que tengo que ser “educado”, que hay que “dar las gracias” y decir “por favor”. Y luego, veo que cuando los adultos se enojan en el tráfico, ¡nadie dice “por favor”! Se gritan cosas raras… palabras que ni siquiera me dejan repetir. Y después, si yo digo algo feo, me castigan. ¿Alguien me explica cómo funciona eso?

Ah, y los adultos también siempre tienen que “ahorrar”. No sé qué significa “ahorrar”, pero suena muy aburrido. Mamá siempre me dice: “No gastes todo tu dinero en dulces, hay que ahorrar”. Pero luego el otro día vi que se compró un café que le costó como cinco monedas. ¡Cinco monedas! ¡Eso son un montón de gomitas! Y el café ni siquiera tiene colores. Es solo… negro. Como si alguien lo hubiera olvidado en el fuego.

Y también está el tema de los sueños. Mamá siempre me dice que tengo que soñar en grande, que puedo ser lo que quiera cuando crezca. Pero cuando le digo que quiero ser astronauta, me dice: “Eso es muy difícil, mejor estudia algo seguro”. Y entonces… ¿qué hago? ¿Sueño o no sueño? ¿Puedo soñar solo en grande pero no en gigante? ¡No entiendo!

Yo creo que los adultos no son muy buenos en eso de ser adultos. Siempre están preocupados, cansados y corriendo. Si yo fuera adulto, haría las cosas mejor. Primero que nada, ¡siempre comería pizza en el sofá! Luego, tendría reglas solo para cosas importantes, como “siempre decir buenos días” o “todos tienen que jugar una vez al día”. Y si alguien está de mal humor, le daría un chocolate, porque a nadie le molesta un buen chocolate.

Tal vez los adultos se olvidaron de cómo ser niños, y por eso son tan raros. Así que, hasta que me toque ser adulto, voy a disfrutar todas las gomitas que pueda, correr por toda la casa, y comer pizza en el sofá… cuando nadie me esté viendo.